Fue una de las mayores sorpresas que hemos recibido. Nunca imaginamos que alguien pudiera convertirnos a nosotros y a nuestros perro en una obra de arte tan especial. Siempre habíamos querido algo así, pero jamás pensamos que realmente se pudiera hacer.

Cuando vimos el cuadro y los cojines personalizados con nuestra imagen, nos quedamos sin palabras. Nos reflejaba a la perfección: cada detalle, cada expresión, incluso nuestros perro parecían sacados de un universo que siempre habíamos imaginado.

Y lo mejor de todo… ¡Nuestra familia también recibió un pedazo de esta historia! Ahora todos tienen un recuerdo único que nos representa y que podemos compartir con quienes más queremos. ¡Un regalo absolutamente inolvidable!

Siempre habíamos bromeado con cómo nos veríamos si fuéramos personajes de Los Simpson, y ver las caras de mis amigos cuando se dan cuenta de que soy yo… no tiene precio." – JJ

"Cuando abrimos los cuadros, nos quedamos en shock. ¡Éramos nosotros! Mira que he probado filtros y programas, pero nunca había visto algo que realmente nos mostrara cómo seríamos si estuviéramos en Springfield." – Kevin

"Cada vez que veo el llavero o el cuadro, se me escapa una sonrisa. Me encanta ver a mis hermanos en ese estilo, es muy gracioso. Pocas veces un regalo me ha hecho sentir algo así." – Andrés

Nunca imaginamos que un regalo pudiera convertirse en algo tan grande. Lo que empezó como una simple idea terminó siendo un universo completo para Sara y Noa.

Desde cuadros en sus habitaciones hasta un libro con su propia historia, llaveros para la familia y hasta un video con una canción personalizada… cada detalle refleja quiénes son y las hace sentir protagonistas de su propio mundo.

Lo más bonito ha sido ver sus caras de emoción al descubrirse en su propia historia. Ahora no solo tienen un cuento, tenemos un universo que nos acompañará siempre.

Siempre quise enseñarle a Simón lo importantes que son las matemáticas, pero nunca imaginé que lo haríamos de una forma tan increíble.

Gracias a Giftmefy, Simón se convirtió en el protagonista de su propio cómic de baloncesto, donde aprende cómo los números, los ángulos y la estrategia son clave en cada partido. Verlo leer su historia y emocionarse con cada viñeta fue indescriptible.

Pero lo mejor de todo ha sido ver cómo sus amigos y compañeros de equipo han hecho suyo este universo. Cada vez que veo a alguien con una sudadera, un póster o un llavero con escenas del cómic, sé que este regalo fue mucho más que un detalle: fue una experiencia que todos comparten.

Nunca pensé que una idea así pudiera llevarse a cabo, y ahora sé que Simón no solo aprendió una lección, sino que la vivió de una forma que recordará para siempre.